Durante la vida intrauterina, nuestro sistema nervioso se desarrolla para comenzar a percibir la experiencia de estar vivo. Durante este tiempo se establecen el sistema nervioso y los estados basales sobre los cuales cada Ser irá integrando las percepciones y experiencias de la vida y respondiendo a ellas, comenzando así a formarse el carácter, y con él, el sentido de Sí mismo y la interpretación de la vida. El vínculo con la madre se crea aquí, y a través de él, con la vida; en la vida intrauterina, la madre es el universo.

El bebé en el útero es un ser extremadamente sensible a los cambios que se producen en el entorno, y en un periodo muy temprano pueden comenzar a registrarse respuestas emocionales. El vínculo que se establece es bidireccional, y ambos comunican sus necesidades al otro a través del sistema nervioso simpático, creando un flujo constante de comunicación sutil y respondiendo ambos de manera orgánica a sus necesidades, creando así un equilibrio perfecto y un conocimiento profundo e intuitivo del otro.

La Técnica Metamórfica es una herramienta basada en las terapias reflejas, trabaja sobre la línea de la columna vertebral en su representación en pies, manos y cabeza. También puede realizarse directamente sobre la espalda. El masaje dibuja la progresión del desarrollo embrionario, que sucede primero creciendo de arriba a abajo, formando el eje central del organismo, y de éste centro hacia fuera, desarrollando las estructuras orgánicas para formar el cuerpo humano. Al recibir este masaje, el organismo entra en un estado de consciencia similar al que experimenta en el útero materno, caracterizado por unas ondas cerebrales específicas, en las que la profundidad de la percepción es distinta al estado normal de vigilia.

La creación de todo proyecto sigue el mismo orden en que se crea la vida; primero hay una intención de crear, se concibe una idea, se madura y sale a la luz. Es así como nuestro patrón perinatal nos acompaña a lo largo de la vida.